Dr. Carlos Alberto Díaz. Profesor Titular Universidad ISALUD.

Introducción:

Siguiendo la lógica vigente de las fuerzas del cielo podemos decir: «En el antiguo Egipto, ante la negativa del Faraón a liberar los israelitas de la esclavitud, Yahvé decide castigar a ese país. En consecuencia, diez plagas caen sobre la nación Egipcia. En Argentina, por no haber sabido o querido tomar las medidas necesarias, por miedo a la ira que se podría provocar, por demagogia, por desconocimiento de la gravedad de la crisis y, finalmente, debido a la sinrazón del poder causada por el enfrentamiento entre el presidente Alberto Fernández (Fernández: 10 de diciembre de 2019-) y
la vicepresidenta Cristina Kirchner, y finalmente un plan denominado Platita implementado por el ministro de economía y candidato a suceder el poder de Cristina, aumento la emisión monetaria agitando la circulación de pesos sin respaldo. Argentina paga hoy un alto precio por la política económica que ha llevado a cabo en los últimos años. Los mercados financieros y la política económica del gobierno, como Yahvé en otros tiempos y lugares, nos imponen al país diez plagas». Pierre Salama 2024 file:///C:/Users/diazc/Downloads/Dialnet-ArgentinaAUnPasoDelDesastre-9241420.pdf

El estancamiento económico de más de tres gobiernos, generan una baja movilidad social y concentración de la riqueza, y nos producen una «diez plagas» de no tomar medidas a tiempo las consecuencias inexorables:

  1. Inflación descontrolada: un aumento vertiginoso de los precios, que llevará años corregirlo, con una pérdida de la capacidad adquisitiva del salario.
  2. una disminución considerable del poder adquisitivo combinada con un aumento lamentable de la pobreza, del abandono escolar,
  3. Incremento de la economía informal: un aumento de la informalidad, la no creación de empleo.
  4. Estanflación: una desaceleración económica exacerbada por la sequía, el encierro durante la pandemia
  5. Carencia incentivos para inversión. fugas de capitales y falta de inversiones, falta de seguridad jurídica.
  6. Déficit fiscal, una disminución de las reservas internacionales,
  7. una devaluación masiva después de las nuevas elecciones presidenciales, incluso otra por haber realizado un mal cálculo.
  8. Cambio de la orientación política del gobierno, con una refundación sin cimientos, un gobierno de derecha de corte liberal, en minoría parlamentaria
  9. Un retroceso en algunos aspectos. una pérdida de los logros sociales, empeoramiento de los servicios públicos.
  10. finalmente, una regresión económica aún más marcada que la presente.

Conciencia de necesidad de cambio:

Nuestro sistema de salud necesita reformas que se implementen como políticas de estado consensuadas, esto de las políticas de estado no existe, porque estamos al borde de una hiperinflación, se dice y lo único que importa. Pero la salud debiera ser abordada de una vez y para siempre, en una política de estado, la salud es un derecho de necesidad y urgencia, https://saludbydiaz.com/2023/12/21/la-salud-es-un-derecho-de-necesidad-y-urgencia/con la participación de todos los actores institucionales y con la grandeza de ceder y aportar, no hay espacio para apropiarse de recursos y generar capacidad de elegir a los ciudadanos fortaleciendo el sector público y el social, dándole además reglas claras al sector privado de la salud.

Las prestaciones no pueden continuar de esta forma, la elección propuesta para la reforma involucra solo a un porcentaje del 25% de los argentinos (Los que tiene obra social, excluyendo PAMI, las obra sociales provinciales y de derechos especiales). Pero esas opciones, debido a los aumentos enviados a los socios, no son asequibles para los niveles de ingresos medios, con respecto a los costos de los planes.

Los costos que impulsaron la corrección de precios relativos, fueron: El incremento de los medicamentos, de los salarios, honorarios profesionales, servicios, equipamiento, repuestos o consumibles de la tecnología empleada, los reactivos de laboratorio, el acortamiento de plazos de pagos, la carencia de financiación, los impuestos a la actividad (IVA, ingresos brutos e impuesto al cheque), la conflictiva laboral en empresas mano de obra intensiva, población más demandante y envejecida y aumento de la carga de enfermedad. Además los prepagos vieron postergadas las últimas actualizaciones del año pasado para que no impacten en el índice de precios al consumidor. Este conjunto de factores liberados en forma brusca hacen que el traslado a precio de los planes supere la capacidad de pago de la población.

No existe integrante de esa cadena de valor que no esté afectado, inclusive el sector público, que por falta de servicios los afiliados tengan que recurrir al hospital público, con su personal agotado, cobrando salarios retrasados y sin perspectiva de carrera.

El sistema de salud social y privado está bajo el marco de una ley de emergencia desde el año 2002, por lo tanto esta crisis lleva dos décadas, sin atisbos de solución, la crisis del COVID 19 puso a esta situación entre paréntesis. Se hizo más de lo que se pudo. Pero se consumió todas las reservas. No se debe volver a ser refundadores, que todo lo que se hizo, no sirvió. Porque se hicieron muchas cosas. Faltan otras. Muchos programas fueron insuficientemente aprovechados. Se debe construir desde allí. No hay que abandonar lo que se hizo, sino partir desde ese lugar donde se dejo.

Debemos aceptar que se necesitan cambios, pero estos no debieran afectar a los pacientes porque las demoras o postergaciones puede generar una oportunidad perdida, una muerte evitable. Las enfermedades no transmisibles (ENT) – de las cuales, las cuatro principales son las enfermedades cardiovasculares, el cáncer, las enfermedades respiratorias crónicas y la diabetes – son la principal causa de morbilidad y mortalidad en todo el mundo. No sólo suponen una importante carga para la salud de la población, sino también para el desarrollo económico y social. De hecho, las enfermedades no transmisibles conllevan un elevado coste de tratamiento, lo que supone una carga económica directa para los sistemas sanitarios, los hogares y la sociedad en su conjunto. Las ENT también generan una carga económica indirecta a través de pérdidas de productividad significativas entre las que se encuentran la mortalidad prematura, el abandono prematuro de la población activa, el absentismo laboral y la disminución del rendimiento en el trabajo. La epidemia de enfermedades crónicas hace que muchos beneficiarios se encuentren cautivos, el 10% de la población es diabética, el 30% son hipertensos, 360 pacientes por día en argentina se les diagnóstica cáncer. Las enfermedades no transmisibles (ENT) son la principal causa de muerte y discapacidad en el mundo. Muchas de ellas pueden prevenirse reduciendo los factores de riesgo habituales, como el consumo de tabaco, el consumo nocivo de alcohol, la inactividad física y las dietas poco saludables.

En la argentina los sanitaristas decimos con orgullo el sistema de salud tiene accesibilidad plena, pero diferente calidad de cobertura y capacidades de respuesta. La equidad vertical no existe. Los debates en la salud global circulan por la cobertura universal y el objetivo del milenio que impulsan las organizaciones.

No refundemos, observemos lo que se hizo bien y que se mejore desde allí:

Respetar el programa de calidad y seguridad de pacientes de la gestión anterior, el Remediar que tiene veinte años, el Sumar que incentiva la nominalización, el de patologías cardíacas congénitas, la digitalización y la telemedicina, la política de genéricos, y la receta electrónica.

Existió un plan muy ambicioso que se lanzó en el año 2022 y está en ejecución, para fortalecer la infraestructura de salud de todas las provincias denominado Plan Federal de reconstrucción del Sistema de salud. Que muestro a continuación

Contexto internacional y Argentina:

Existen dos objetivos remanidos y poco concretizables impulsados por la Organización Mundial de la salud y la Organización Panamericana de la salud, que son la cobertura universal de salud en las poblaciones de todos los países, que está fatalmente asimilada con acceso a la atención primaria de la salud y el segundo aspecto que involucra la comprensión que la salud va de la mano con el tercer objetivo del desarrollo sostenible. Estas propuestas No han superado la etapa de las buenas intenciones, de los slogans o de cubrir el turismo sanitario de la Public Health. Si, en función de ser objetivos algunos logros desde los cuales partir, como es la vacunación y el combate de las enfermedades infecciosas, la disminución de la mortalidad infantil, pero no la mortalidad materna, tampoco la contención de las enfermedades crónica no transmisibles, a la cronicidad, a la polipatología y la multimorbilidad.

La cobertura universal de salud es una cuestión multisectorial y multidimensional con un objetivo de salud ambicioso, se necesita una distribución cuidadosa e inteligente de los recursos en el ámbito de la atención sanitaria. También es necesaria una claridad conceptual y contextual en la cobertura universal de salud. No hay uniformidad en la definición conceptual o el alcance de la cobertura universal de salud, incluido si es alcanzable, cómo avanzar, indicadores comunes para medir su progreso, monitoreo regular de esos indicadores e interpretaciones claras de esos indicadores. La cobertura universal de salud implica una amplia gama de derechos humanos, incluidos los derechos a la vida, la salud, la seguridad, la igualdad y la no discriminación, el nivel de vida, la libertad de movimiento, asociación, reunión, información, expresión del pensamiento, seguridad social, privacidad, participación, un nivel de vida básico como agua, alimentos, vivienda, educación y acceso a los beneficios del progreso científico. La cobertura universal de salud es fundamentalmente una agenda política. En el mundo de la gobernanza sanitaria global, la CSU es parte de un debate en curso sobre la importancia relativa de las prioridades verticales, el bienestar individual, el control de enfermedades, la erradicación y propuestas horizontales más amplias para fortalecer los sistemas de salud. No es posible sin prioridad política porque se necesita fuerza de voluntad para fortalecer el sistema de salud y asignar recursos para el bienestar, el control y la prevención de enfermedades. La cobertura requiere para ser sustentable financiación adecuada. El concepto de regímenes de financiación de la asistencia sanitaria es una aplicación y una extensión del concepto de regímenes de protección social. Los sistemas de financiación de la salud movilizan y asignan presupuesto dentro del sistema de salud para satisfacer las necesidades de salud actuales de la población (individual y colectiva) con una visión anticipada de las necesidades futuras. Debería haber más opciones de proveedores de atención médica y modalidades de pago (como el pago directo a través de un tercero) y mecanismos desarrollados por el Estado (como el seguro voluntario, el servicio nacional de salud y el seguro social).

Entender más cabalmente que la salud esta en todas las políticas y que los incentivos principales deben estar en invertir en salud pública y social. En las condiciones de vida de las personas, en los determinantes sociales, especialmente en la violencia, la inseguridad, el trabajo formal, la estabilidad económica, la vivienda, la urbanización, la alimentación saludable (estas ser condicionalidades para recibir ayuda, debería estar relacionada junto con la educación, la salud de los niños, la vacunación, la planificación familiar, con las ayudas sociales que con tanto sacrificio de impuestos destinamos a los argentinos que no tienen trabajo formal).

El objetivo del Milenio vinculado a la salud

«Garantizar una vida sana y promover el bienestar en todas las edades es esencial para el desarrollo sostenible.

En los últimos 13 años, los ODM lograron centrar la atención mundial y el consenso político global en las necesidades de los más pobres para lograr un cambio significativo en los compromisos de Asistencia Oficial al Desarrollo (AOD). Han proporcionado un marco que permite a los países planificar su desarrollo social y económico y a los donantes brindar apoyo eficaz a nivel nacional e internacional

El mundo se enfrento a una crisis sanitaria mundial sin precedentes; la COVID-19 está propagando el sufrimiento humano, desestabilizando la economía mundial y cambiando drásticamente las vidas de miles de millones de personas en todo el mundo.

Antes de la pandemia, se consiguieron grandes avances en la mejora de la salud de millones de personas. En concreto, estos grandes avances se alcanzaron al aumentar la esperanza de vida y reducir algunas de las causas de muerte comunes asociadas con la mortalidad infantil. Sin embargo, se necesitan más esfuerzos para erradicar por completo una gran variedad de enfermedades y abordar un gran número de problemas de salud, tanto constantes como emergentes. A través de una financiación más eficiente de los sistemas sanitarios, un mayor saneamiento e higiene, y un mayor acceso al personal médico, se podrán conseguir avances significativos a la hora de ayudar a salvar las vidas de millones de personas.

Las emergencias sanitarias, como la derivada de la COVID-19, suponen un riesgo mundial y han demostrado que la preparación es vital. El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo señaló las grandes diferencias relativas a las capacidades de los países para lidiar con la crisis de la COVID-19 y recuperarse de ella. La pandemia constituye un punto de inflexión en lo referente a la preparación para las emergencias sanitarias y la inversión en servicios públicos vitales del siglo XXI.

Para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible, se ha estimado que las necesidades anuales de inversión en todos los sectores serían entre cinco y siete billones de dólares. Los niveles de inversión actuales se encuentran muy lejos de la escala necesaria. Con una estimación de activos financieros mundiales de más de 200 billones de dólares, la financiación está disponible, pero la mayoría de esos recursos no se están canalizando hacia el desarrollo sostenible en la escala y con la rapidez necesarias para alcanzar los ODS y los propósitos del Acuerdo de París sobre el cambio climático.

En los últimos años se produjeron algunos avances para mejorar la salud
en el mundo. Por ejemplo, 146 de 200 países o zonas ya alcanzaron o están en vías de alcanzar la meta de los ODS relativa a la mortalidad de los menores de 5 años. El tratamiento eficaz del VIH redujo las muertes relacionadas con el SIDA en el mundo en un 52 % desde 2010 y al menos una enfermedad tropical desatendida fue eliminada en 47 países.

  • Sin embargo, no se avanzó lo suficiente en otros ámbitos, como la reducción de la mortalidad materna y la ampliación de la cobertura sanitaria universal. En 2020, aproximadamente 800 mujeres morían cada día debido a partos o embarazos en todo el mundo. Además, 381 millones de personas fueron empujadas a la pobreza extrema o cayeron aún más en 2019 debido a gastos directos para la salud.
  • La pandemia de la COVID-19 y las crisis actuales han impedido avanzar
    hacia el logro del Objetivo 3. La vacunación infantil experimentó el mayor
    descenso en tres décadas, y las muertes por tuberculosis y paludismo
    aumentaron en comparación con los niveles anteriores a la pandemia.
  • Para subsanar estos retrocesos y las persistentes deficiencias de la
    atención sanitaria, es necesario aumentar la inversión en sistemas de
    salud para apoyar a los países en su recuperación y generar resiliencia
    ante futuras amenazas sanitarias.

La tasa mundial de mortalidad materna (TMM) disminuyó marginalmente
de 227 muertes por cada 100.000 nacidos vivos en 2015 a 223 en 2020.
Esta cifra continúa siendo más del triple de la meta de 70 fijada para el
2030, lo que significa que aproximadamente 800 mujeres mueren cada
día por causas prevenibles relacionadas con el embarazo y el parto, o una
muerte cada dos minutos.
Entre 2016 y 2020, la tasa media de reducción
anual mundial fue de aproximadamente cero, significativamente inferior a la
tasa del 2,7 % alcanzada entre 2000 y 2015.
En 2020, cerca del 70 % de las muertes maternas se produjeron en África
subsahariana, seguida de Asia central y meridional, con casi el 17 %. Las
niñas de 15 años de África subsahariana sufrían mayor riesgo en el curso
de la vida (1 de cada 40), aproximadamente 400 veces más que sus
pares de Australia y Nueva Zelandia. Entre 2016 y 2020, los PMA y los
PDSL experimentaron descensos significativos en la tasa de mortalidad
materna, con una tasa media de reducción anual del 2,8 % y el 3,0 %,
respectivamente, mientras que, en los PEID, la tasa de reducción anual fue
de solo el 1,2 %.
La cobertura mundial de partos asistidos por personal sanitario
especializado aumentó del 81 % al 86 % entre 2015 y 2022, pero el
acceso continúa siendo limitado en muchos países, sobre todo en África
subsahariana y Asia meridional, donde las tasas de mortalidad son más
elevadas. Sin embargo, África subsahariana experimentó el aumento más
rápido, del 59 % al 70 % entre 2015 y 2022.

La salud no es solo una obligación de cuidado individual, es un derecho que implica al colectivo, es necesario considerar que no se parte desde el mismo lugar, desde la genómica, la gestación, la asistencia en la niñez, la educación, el crecimiento, la prevención, la vivienda, la familia, el trabajo, el medio ambiente y los ingresos. Esta ocurriendo un alarmante descenso en la inmunización infantil, que lleva a la reaparición de enfermedades que estaban erradicadas. Los niños pobres carecen de cobertura formal. La pobreza se está tornando dinástica en nuestra sociedad. Eso con el liberalismo podría extremarse. Tenemos que formar activamente los mercados de la salud, financiadores, prestadores, farmacéuticas, población y derecho habientes de los sujetos discapacitados para cumplir el objetivo de generar un crecimiento más sostenible e inclusivo.

La libertad en la salud no asegura la inversión:

«Vasallo Carlos: Es cierto que la salud constituye un bien económico, pero es a todas luces un bien muy especial y particular en cuanto a sus características tanto en lo individual como en lo social. Estas peculiaridades son en primer lugar observables en lo que podríamos llamar la función de producción de salud, y en segundo lugar trasladan su influencia a los mercados de bienes y servicios relacionados a la misma, haciendo que la teoría convencional (neoclásica) resulte insuficiente, o directamente fracase al tratar de explicar el funcionamiento de este mercado como mecanismo de regulación de la actividad económica del área. La salud es considerada como parte del capital social ligado al crecimiento y desarrollo de las sociedades, y en tal concepto pasa a ser considerado como un bien meritorio». En las palabras de David Lipton, primer subdirector gerente del Fondo Monetario Internacional, el gasto público en salud y educación es el “gran igualador”, y esa es una declaración que no debe tener carácter político ni ideológico.  En particular para las economías emergentes, donde el acceso a servicios de salud básicos suele ser escaso, esto permite establecer un cimiento más sólido y una compensación mutua de las partidas a fin de procurar el alcance de sus metas económicas y competitivas.

El gasto público se manifiesta en productividad: Tal vez la parte mejor investigada y documentada de todo el debate que asocia la salud con la economía se resume en una frase que menciono bastante: las poblaciones que gozan de buena salud son poblaciones más productivas (y, a menudo, lo inverso es verdad).

Se necesita inversión para incrementar la equidad en las clases más necesitadas. Se deben fortalecer los centros de atención primaria y los hospitales. Se deben terminar las obras que estaban en marcha y los planes que tenían financiamiento.

La libertad por si sola, no asegura la inversión en la salud para las poblaciones marginales, más necesitadas, o la cobertura solidaria ante enfermedades con alto costo, ni el acceso a prestaciones como el trasplante, la cirugía cardiovascular, la hemodinamia, el diagnóstico oportuno en el cáncer. Los sistemas de salud, no tienden a la equidad naturalmente, porque los proveedores de bienes, se los venderán a quienes lo puedan comprar, los que realicen determinadas prácticas destacadas o diferentes a quienes las puedan pagar como un diferencial. Pretender una economía más orientada a los objetivos estructurando las condiciones y mecanismos de gobernanza que den forma a las capacidades de la sociedad, la producción y las instituciones y asociaciones necesarias para tomar medidas concretas. Desarrollar inteligencia colectiva en estas dimensiones ex ante es esencial para maximizar el valor público para todos los actores involucrados. La salud es un desafío global, requiere una respuesta colectiva sólida. El hecho que se pueda crear o destinar dinero a las guerras, pero siempre se encuentran excusas para no gastar bien en salud. El bien común debe ser un objetivo. Las inversiones que no realiza el sector privado, por las características específicas de los bienes meritorios, y de los que necesitan, los costosos y riesgosos que son los servicios de salud en los más necesitados, por ello nos debemos proponer objetivos audaces y medibles, coordinando las inversiones.

Que se hace la libertad con el hábito de fumar, la ingesta de alcohol y el acceso a la comida saludable. La ingesta de drogas. A construir hospitales. A cubrir a los discapacitados, a las prestaciones de alto costo, con los gastos catastróficos.

Que hace la libertad con una parte sustancial de la gobernanza para que toda la población pueda acceder según necesidad y no por capacidad de pago a los avances científicos y a las prácticas costo efectivas.

Conclusión y el como:

Hay cuestiones que atañen a la sociedad en su conjunto que no se instrumentarán sin prioridad política, para fortalecer el sistema de salud y bienestar como el control y prevención de las enfermedades.

Quién cubrirá a las personas con riesgo elevado de enfermar, que ya tienen sesenta o más años, que tienen un cáncer, si no pueden pagar su seguro de salud, no tienen opción, no pueden elegir. Es lógico que nadie los quiera tomar en su cartera de riesgo, por el alto costo de esa cápita. Esas personas no pueden cambiar. Los que están en el medio de un tratamiento tampoco podrán hacerlo. La población pobre y extremadamente pobre es medida, cuantificada y analizada en sus dimensiones sociales, políticas, psicológicas, y educacionales. La pobreza es un flagelo que no debería seguir amenazando a la humanidad. En estos tiempos de hipermodernidad y de tecnociencia avanzada, parecería lógico considerarla como algo anacrónico, como un vestigio de sociedades precapitalistas y subdesarrolladas.

No esta mal la libre elección que quiere el gobierno actual de los argentinos, pero no por el impulso a la calidad que genera la competencia, sino para cambiar el poder de las corporaciones sindicales que es lo único que desean. La elección implica libertad. Libertad implica conocimientos. Los conocimientos implican saber que se necesita. Lo que se demanda en salud no es lo que se necesita. Mucho de lo que se necesita no se siente. La concientización, educación y la alfabetización en salud está muy postergada. Los que aseguran la atención, los financiadores, los gerenciadores, deben tener claro que cobertura dar y con que financiamiento, Por lo tanto, para que exista libre elección tiene que haber un fondo mancomunado, costo de la cobertura, por la cantidad de población cubierta, los que no lleguen a cubrir se lo debe suplementar, este seguro que no puede ser individual, que permita la elección de un paciente y que no afecte a su obra social, o sea, que parte de los gastos sea sufragado por ese fondo. Además que no existan obras sociales o prepagas que no tengan suficiente cantidad de afiliados, con adecuada distribución de riesgos, que se consorcien los sistemas que tengan menos de 500.000 afiliados con una edad media de su cartera de 36 años (la edad media de la argentina es 31,5 años), debiéndose quedar con los afiliados que pasan a la clase pasiva. Además, la libre elección indiscriminada generará como es lógico un desincentivo a una política integral de salud un plan de salud que claramente trabaje en la prevención y en el diagnóstico precoz.

Gracias.